CURADURÍA DE LA EXPOSICIÓN 2021
Curador invitado: Alonso Durán Alfaro
Curadoras invitadas: Deirdre Hyde y Florencia Urbina.
Comentario general
Vivimos en una realidad que creemos (o deseamos que sea) inmutable, porque ese pensamiento nos da seguridad. ¿Qué pasa cuando aparece una variable nueva, una fuerza capaz de detener el mundo, que además es invisible, y que puede acabar con lo más valioso que tenemos, la vida? Primero aparece el pánico, aquel terror primario que causada el dios Pan en los pastores que se adentraban por las noches en los bosques solitarios. Vemos la ominosa presencia de un cuervo (¿o será un zanate?) que ha aprendido que donde hay humanos hay comida y se ha adaptado. Su ojo delator nos recuerda un poema o la atmósfera pesada de Hitchcock. Las personas se confinan en sus espacios íntimos, algunos oscuros empastes donde una niña juega y otros coloridos pero impenetrables laberintos abstractos, tratando de reinventar la cotidianeidad. Algunos se refugian en sus recuerdos, sus creencias y su familia. Cada quien enfrenta sus temores como puede, pero los más vulnerables no tienen otra opción y sólo les queda la calle para sobrevivir, son niños hambrientos, ancianos que tocan la guitarra mientras las ambulancias pasan de prisa para salvar una vida que sí cotiza. Un hombre se aventura a las calles ahora extrañas, y lanza un grito expresionista que nadie escucha, y le invade un sentimiento de alienación. Las puertas cerradas, las cortinas bajadas, los carteles de se vende, las casonas se camuflan para tratar de sobrevivir un siglo más, porque ellas también han visto caer a muchas de sus vecinas. Se amontonan escondidas detrás de un muro donde un árbol se aferra como un bebé a su madre. Una ciudad sin memoria va perdiendo su esencia. Son estampas rasgadas y montadas sobre una realidad ya lejana, que solo se vislumbra como un palimpsesto en el fondo del cuadro.
Pero la humanidad ha aprendido a iluminar la oscuridad con conocimiento y transformar el temor en mecanismos de defensa, combatir las amenazas con el mejor recurso que tenemos, la inteligencia, pero también con la solidaridad y el esfuerzo comunitario. Se generan nuevas formas de interacción entre los individuos, se establecen protocolos y se cubren los rostros. La virtualidad reemplaza la proximidad, y una mirada puede ser una caricia. El ser humano es resiliente, se balancea como un equilibrista sobre una cuerda que no puede estar ni muy tensa ni muy floja, la dinámica de la supervivencia. La vida debe seguir, es una mujer con armadura bioquímica que atraviesa muros y se abre paso ante la incertidumbre, pero también una que vende mamones y jocotes, aunque eso implique tener que estar todo el día al sol usando un tapabocas.
La tormenta va pasando, las aguas empiezan a bajar y aparece un arcoíris postdiluviano. La gente sale al balcón o a pasear en bicicleta, algunas bailan de la mano. Regresamos al mismo lugar que reclamamos como propio aunque parezca ajeno, como unos pies que se confrontan a sí mismos sobre el antiguo mosaico de una casa victoriana, a 2 metros de distancia. Atravesamos el espejo y nos hallamos en una realidad inversa, donde todo es lo mismo pero se siente diferente. Hemos regresado desde otro lugar, cerramos una puerta por la que no queremos volver a pasar, y el cuervo nos repite nunca más. Ahora queremos mirar el mundo con otros filtros, como las abejas que perciben las flores de otros colores, o la instantánea setentera colgada en Instagram con un cartel de Love. La vida nocturna retorna (o tal vez solo se había ocultado todo este tiempo en el subsuelo) pero ahora requiere de códigos de barras y pruebas de laboratorio. Hemos regresado desde otro lugar, sí, y todo nos parece diferente, pero tal vez somos nosotros los que hemos cambiado, porque la anciana azul sigue con su perro en la calle tocando la guitarra.
Texto por Alonso Durán Alfaro
ALONSO DURÁN ALFARO
Alonso Durán nació en Grecia, Costa Rica. Realizó estudios en la Universidad de Costa Rica donde obtuvo el bachillerato y la Licenciatura en Artes Plásticas con énfasis en Pintura. Posteriormente realizó estudios de Fotografía Artística y diversos cursos de diseño gráfico por computadora. Antes de estudiar Artes, Durán cursó estudios de Ingeniería y Física, de ahí que su obra siempre ha estado profundamente ligada a la ciencia.
DEIRDRE HYDE
Su trabajo de ilustración ha aparecido en publicaciones por todo el mundo, particularmente para la National Geographic Society, Rainforest Alliance and Scholastic Publishers. Entre 1997 y el 2001 trabajó como artista residente en el Parque Nacional de los Abruzos en Italia.
FLORENCIA URBINA
San José, 1964 Florencia Urbina estudió en la Universidad de Florida, en Estados Unidos y en Jakarta, Indonesia. Ha expuesto su obra de manera individual en la Sala García Monge, Galería Roberto Lizano, Galería Nacional de Arte Contemporáneo y en la Sala Enrique Echandi de San José, Costa Rica.
Forma parate del Grupo Bocaracá con quienes ha expuesto, entre otras muestras, en el Museo de La Estampa de México. Expone en la V Bienal Internacional de Cuenca, Ecuador y en la VI Bienal de La Habana. Su obra ha sido premiada en diferentes sitios: Premio de la II Bienal de Escultura CCR (1995). Premio Nacional de Pintura Aquileo Echeverría (1992) Premio Ancora del Periódico La Nación del mismo año. Premios en pintura de la Bienal L&S 1990 y 1992.